
De la antigua Grecia y el antiguo Egipto llega Uróboros. Este dragón encarna el renacer, el reinvento y nos recuerda la vida como un hecho cíclico; nacemos, morimos y resurgimos.
Este ciclo eterno o eterno retorno lo resumen su cuerpo (verde y rojo) en círculo, puesto que Uróboros es un dragón con silueta de serpiente que se come su propia cola. También significa el tiempo, la continuidad y lo inútil de resistirse a ciertos eventos que se darán una y otra vez a pesar de las resistencias que pongamos.
Dragón Uróboros
Personifica al sol, a la luna, a las olas del mar y a todos los fenómenos naturales que comienzan una y otra vez, que van y vienen, que aparecen y desaparecen.

Investigaciones señalan que en el año 2300 a.C en la pirámide de Unis, se encontraron junto a un sarcófago varios jeroglíficos representando a una serpiente que se mordía la cola.
Por su parte, el escritor Macrobio expuso que, para los fenicios, este dragón significaba la inmensidad del cielo y del universo.
Para los gnósticos el Uróboros en su más antigua representación era una serpiente que se comía su cola, pero con ciertas particularidades, tenía la cabeza salpicada de estrellas y era negro reflejando así la doble naturaleza; lo oscuro y vergonzoso y por otro lado lo luminoso.
Es común verlo en estampados, diseño de murales, logotipos de empresas y en muchos tatuajes.