
Con Amaru nos establecemos en Suramérica y nos adentramos en el imperio Inca, una de las civilizaciones más destacadas de la etapa precolombina, especialmente por su aporte arquitectónico.
Ecuador, Bolivia, Chile, parte de Colombia y Argentina, además de Perú, representaron la extensión geográfica de esta cultura cuyo corazón habitó en Cuzco, Perú, es por eso que Amaru también se le conoce como el dragón de la cordillera de los Andes, el dragón de los Andes o el dragón de la región andina.
¿Quién es Dragón Amaru?

Es una divinidad benevolente, libre de maldad que simbolizaba la sabiduría, el conocimiento, la vida, muerte y eternidad. Es una criatura realmente buena y poderosa, aunque su aspecto físico inspire todo lo contrario.
Se considera una serpiente voladora solo que tiene algunas variaciones en su apariencia dependiendo de la localidad. Es una especie antropomorfa, reuniendo en un solo cuerpo a un jaguar, una culebra, un cóndor y un pez. Su boca es roja y sus ojos brillan motivado a su transparencia.
A veces se le puede ver con la cabeza en forma de llamas.
Amaru tiene impreso el pasado, presente y futuro; controla los fenómenos de la naturaleza y lleva en sus alas el manual o código para el funcionamiento de todos los organismos vivos.
Este dragón andino fue honrado por los Incas quienes lo consideraron un espíritu protector.